Es importante conocer estudios epidemiológicos de la Disfunción Eréctil,
en el año 1993, la conferencia de consenso sobre la impotencia del NIH
(Nacional Institute of Health), a definido a la Disfunción Eréctil (DE) como
“la incapacidad permanente para iniciar o mantener una erección suficiente
como para permitir una relación sexual satisfactoria”.
La disfunción eréctil (DE), es un trastorno muy frecuente que afecta
negativamente la calidad de vida de los
varones que la padecen. Su prevalencia varía entre diferentes países, culturas
y razas.
Los estudios sobre la Disfunción Eréctil, se inician a los principios de
los años 1990, todos estos estudios reflejan que la edad influye en la
prevalencia de esta enfermedad, así como su estrecha relación con las
enfermedades cardiovasculares.
La prevalencia varía entre el 10 y el 52%, en hombres entre 40 y 70 años, con una
incidencia en occidente de 25-30 nuevos casos por 1000 habitantes y año.
La metodología y los instrumentos que utilizan los investigadores varían
de un lugar a otro, pero todos coinciden que las tasas de prevalencia y la
asociación con determinados factores de riesgo son similares.
Existen otros estudios realizados Estados Unidos sobre entrevistas a
1290 varones entre 40 y 70 años, mostraba una prevalencia, en cualquier grado
de la D.E., del 52%, leve el 17%, moderada 25% y grave el 10%.
El Massachussets Malé Aging Study (MMAS), realizado entre 1987 y 1989, han demostrado
que existen factores predictivos de la Disfunción Eréctil y son: diabetes
melllitus, hipertensión arterial, las cardiopatías y la depresión.
Espectacularmente se ha visto que el tabaquismo, la cantidad de alcohol
que se consume ha demostrado no ser un factor predictivo para la Disfunción Eréctil (DE).
Otro estudio hecho con una muestra importante, realizado en los EE.UU. El Health
Professional Follow-up Study, realizado en 31.742 varones sanos con edades entre 53 y 90 años, demostró que la
prevalencia de la Disfunción Eréctil (DE), por edades fue del 33%. Además se
demostró que el sedentarismo, sobrepeso
y tabaquismo, tiene un papel predictivo
importante en la aparición de la DE.
En el estudio EDEM (7) (Epidemiología de la Disfunción Eréctil
Masculina), realizado en España, se estudio la prevalencia de la DE en una
muestra de 2.480 varones.
En este estudio demostraron que el 12,1% según la pregunta clave y el
19% basándonos en el IIEF(índice internacional de disfunción eréctil) de los
varones entre 25 y 70 años presentan algún grado de disfunción eréctil (16%
mínima, 2% moderada y 1% severa).
Esta prevalencia aumenta con la
edad (8,6% en varones de 25 a 39 años, 13,7% de 40- 49 años, 24,5% entre 50 y
59 años y 49% en sujetos de 60 a 70 años).
Afectando a entre 1,5 y 2 millones de varones españoles. Lo más
relevante a nuestro juicio del EDEM, es que el 55,9% no se ha preocupado nunca
de sus problemas de erección, sobre todo entre los 60-70 años, donde es más
prevalente.
Por último, en un estudio epidemiológico recientemente publicado por la
asociación para la investigación en disfunciones sexuales en atención primaria
(AIDS-P), realizado en 3.600 hombres de entre 18 y 95 años, que acudían a
consultas de atención primaria por cualquier otro motivo, en 720 centros de
salud de toda España, centrado en la detección de disfunciones sexuales,
refleja unas tasas de
prevalencia global del 42%, siendo esta la alteración sexual más frecuente.
De los datos de los estudios epidemiológicos publicados se puede concluir que:
- La DE es más prevalente en varones mayores, afectando a más del 50% de individuos mayores de 60 años, aumentado su frecuencia e intensidad a partir de esa edad.
- Es a partir de 60 años de edad, cuando menos se preocupan por el problema de falta de erección, por lo que lleva a menos consultas con su médico.
- Existe una clara relación con determinados factores de riesgos como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, síndrome metabólico, la depresión o los síntomas del tracto urinario inferior.
- Los hábitos de vida como la obesidad, el tabaquismo o la falta de ejercicio influyen negativamente, obteniendo una mejoría significativa de la función eréctil y los marcadores de enfermedad cardiovascular, cuando se modifican estos parámetros.
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