martes, 22 de noviembre de 2011

Epidemiología de la Disfunción Erectil

Es importante conocer estudios epidemiológicos de la Disfunción Eréctil, en el año 1993, la conferencia de consenso sobre la impotencia del NIH (Nacional Institute of Health), a definido a la Disfunción Eréctil (DE) como “la incapacidad permanente para iniciar o mantener una erección su­ficiente como para permitir una relación sexual satis­factoria”.

La disfunción eréctil (DE), es un trastorno muy frecuente que afecta negativamente  la calidad de vida de los varones que la padecen. Su prevalencia varía entre diferentes países, culturas y razas.

Los estudios sobre la Disfunción Eréctil, se inician a los principios de los años 1990, todos estos estudios reflejan que la edad influye en la prevalencia de esta enfermedad, así como su estrecha relación con las enfermedades cardiovascu­lares.



La prevalencia varía entre el 10 y el 52%,  en hombres entre 40 y 70 años, con una incidencia en occidente de 25-30 nuevos casos por 1000 habitantes y año.

La metodología y los instrumentos que utilizan los investigadores varían de un lugar a otro, pero todos coinciden que las tasas de prevalencia y la asociación con determinados factores de riesgo son similares.

Existen otros estudios realizados Estados Unidos sobre entrevistas a 1290 varones entre 40 y 70 años, mostraba una prevalencia, en cualquier grado de la D.E., del 52%, leve el 17%, moderada 25% y grave el 10%.

El Massachussets Malé Aging Study (MMAS),  realizado entre 1987 y 1989, han demostrado que existen factores predictivos de la Disfunción Eréctil y son: diabetes melllitus, hipertensión arterial, las cardiopatías y la depresión.
Espectacularmente se ha visto que el tabaquismo, la cantidad de alcohol que se consume ha demostrado no ser un  factor predictivo para la Disfunción Eréctil (DE).

Otro estudio hecho con una muestra  importante, realizado en los EE.UU. El Health Professional Follow-up Study, realizado en 31.742 varones  sanos con edades  entre 53 y 90 años, demostró que la prevalencia de la Disfunción Eréctil (DE), por edades fue del 33%. Además se demostró que el  sedentarismo, sobrepeso y tabaquismo,  tiene un papel predictivo importante en la aparición de la DE.

En el estudio EDEM (7) (Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina), realizado en España, se estudio la prevalencia de la DE en una muestra de 2.480 varones.

En este estudio demostraron que el 12,1% según la pregunta clave y el 19% basándonos en el IIEF(índice internacional de disfunción eréctil) de los varo­nes entre 25 y 70 años presentan algún grado de disfunción eréctil (16% mínima, 2% moderada y 1% severa).

 Esta prevalencia aumenta con la edad (8,6% en varones de 25 a 39 años, 13,7% de 40- 49 años, 24,5% entre 50 y 59 años y 49% en sujetos de 60 a 70 años).

Afectando a entre 1,5 y 2 millones de va­rones españoles. Lo más relevante a nuestro juicio del EDEM, es que el 55,9% no se ha preocupado nunca de sus problemas de erección, sobre todo entre los 60-70 años, donde es más prevalente.

Por último, en un estudio epidemiológico recientemente publicado por la asociación para la investigación en disfunciones sexuales en atención primaria (AIDS-P), realizado en 3.600 hombres de entre 18 y 95 años, que acudían a consultas de atención primaria por cualquier otro motivo, en 720 centros de salud de toda España, centrado en la detección de disfunciones sexuales, refleja unas ta­sas de prevalencia global del 42%, siendo esta la alteración sexual más frecuente.

De los datos de los estudios epidemiológicos publicados se puede  concluir que:

  1. La DE es más prevalente en varones mayores, afec­tando a más del 50% de individuos mayores de 60 años, aumentado su frecuencia e intensidad a partir de esa edad.

  1. Es a partir de 60 años de edad, cuando menos se preocupan por el problema de falta de erección, por lo que lleva a menos consultas con su médico.

  1. Existe una clara relación con determinados fac­tores de riesgos como las enfermedades cardiovas­culares, diabetes mellitus, síndrome metabólico, la depresión o los síntomas del tracto urinario infe­rior.

  1. Los hábitos de vida como la obesidad, el tabaquis­mo o la falta de ejercicio influyen negativamente, ob­teniendo una mejoría significativa de la función eréc­til y los marcadores de enfermedad cardiovascular, cuando se modifican estos parámetros.

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